¡Hola, ¿cómo están todos? Aquí estoy yo, sumando años y reflexionando que tal vez no es tan malo. Convencido de que, si adopto un estilo más juvenil y me hago un corte de pelo moderno, todo estará bien. ¡Jajaja! Imagínense.

La verdad es que envejecer no es tan malo, claro, me afecta ver cómo mi cuerpo ya no funciona como antes, que mis ojos ya no ven igual, y que mi energía no es la misma. Pero lo que realmente me golpea es cómo la gente a mi alrededor cambia con el tiempo. La gente crece, comienza sus propias vidas y sí, estoy hablando de los hijos que crecen y se van. Qué tristeza. Desearía poder compartir con ellos todos mis logros (que todavía los tengo) y también mis momentos difíciles. Y aunque de alguna manera los comparto, no es lo mismo. Vivimos en lugares diferentes, tenemos horarios muy distintos y cuando nos encontramos, muchas veces malgastamos el tiempo en discusiones que no llevan a nada.

Así es la vida, ayudas a tus hijos a crecer, les das lo mejor que puedes para que logren una vida exitosa, y luego… ¿te conviertes en un estorbo? ¿Así es la cosa, no? Al menos así es como me siento. Y con la edad, también llega la soledad, pero eso lo dejaremos para la próxima vez. Cuánto me arrepiento del tiempo perdido… Qué tonto fui, y espero no seguir siéndolo. Hasta la próxima.

Un Chavoruco.