La gran ironía de la vida es ansiar ser adulto cuando eres joven y anhelar la juventud cuando ya eres adulto. Siempre he disfrutado experimentando las distintas etapas de mi vida, viendo pasar los años y viviendo nuevas experiencias con una perspectiva siempre renovada. Pero en mi caso, envejecer ha traído consigo una creciente soledad. Con el paso del tiempo, los hijos crecen y se distancian, no por indiferencia, sino por estudios, oportunidades y a veces, por la geografía.
Amigos y familiares hacen lo mismo; todos avanzan en sus carreras, persiguen sus metas y mantener las relaciones como cuando eras más joven se vuelve cada vez más difícil. Esa ha sido mi experiencia. Estoy más solo, no completamente, pero sí más solo y mis actividades se han vuelto más solitarias.
Es irónico que en lo que considero la etapa financiera más próspera de mi vida, me resulte difícil compartir momentos con mis seres queridos. Viajo mucho, y con mi esposa e hijos también, cuando las circunstancias lo permiten, pero no tan frecuentemente como quisiera.
Veo a personas mayores en la calle, en los cafés, a menudo solos. No mucha gente interactúa con ellos, estoy seguro de que su soledad es inmensa. Pero también veo grupos de mayores compartiendo momentos agradables, como amigos, como parejas, y eso es lo que deseo para mí en el futuro. Aprecio tener tiempo para mí mismo, pero también quiero saber que tengo a personas que valoro y que me valoran a mi alrededor. Los amigos y la familia son lo más valioso que tenemos.
Tengo la suerte de disfrutar de tiempo libre, de trabajar y ganar bien. Pero al mismo tiempo, he diseñado mi vida para tener mucho tiempo para hacer lo que quiera. Lo complicado es que la pareja, los hijos, amigos y familiares no siempre cuentan con lo mismo. Si pudiera volver atrás, me enfocaría en buscar formas de compartir más tiempo con la gente y ver cómo podríamos seguir compartiendo tiempo en el futuro. Todos están ocupados, todos tienen algo que hacer, y yo aquí, con mi tiempo libre, escribiendo, leyendo y tomando fotos.
Hasta la próxima, amigos.
Un chavoruco.